Incluso al tener el sol radiante en rededor
Y su grandeza adornada con galas,
Tus rojas rosas con ardor,
Evocan en mí experiencias malas.
Al llover, recuerdo las lágrimas propias
Que junto al cielo gris compartí,
Amargo error, cierto desliz
Que jamás comprendí.
Ahora habla, majestuoso rosal
Y dile a esta pobre mortal,
Si el fin de sus penas
Puedes tú otorgar.
Autora: Anelisse Abendroth
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