6 de octubre de 2011

Who do you think you are?

Decime Ignacio, quién te crees ser para ocupar mis pensamientos aún todavía. Este sábado se cumplieron siete meses desde la última ves que te robé un beso de tus labios. Un último beso que ninguno creyó ni esperó que fuera el último, pero así lo fue. Sin embargo, no puedo olvidar el sabor, tú sabor. Creo que son de esas cosas inolvidables que, por haber rozado nuestra alma que se anida en lo profundo de nuestro corazón, se quedan con nosotros hasta después de la muerte.
Es que no me lo esperaba, un día te tenía en el msn, de la nada me hablaste, ni te conocía, vivías (vives) en el otro lado del mundo... Y ya teníamos una cita, la primer cita, programada para el Sábado 12 de Febrero. Juro que di todo de mí para olvidar, para drenar mi cerebro de todo, pero encontraste la forma de escabullirte de eso. Durante el año entero me sumí en un estado olvidadizo y distraído, me colgué de cada palmera que se me atravesó, y sólo logré alejarme de todos mis amigos, o de escudarme en mi novia, en el vano intento de disimular que no me heriste como lo hiciste. Pero esa lesión abierta quedó sin suturar, infectándome de bronca y frialdad. Todo para no sentir el dolor, y no derramar una sola lágrima por tu causa, tan orgulloso soy. Porque de lo único que no pude olvidarme fue de vos y de lo que tuvimos, como del mal sabor de nuestro horrible final.
Sé que te lastimé, por eso me agrediste como lo hiciste, por eso me desechaste de esa manera, como si yo fuera basura. Y me sentí así realmente, hasta que pensé... Yo tampoco te quería dejar, ¿por qué no pudiste entenderme? Nunca pudiste percibir que, aunque no te amaba como vos a mí, era cuestión de tiempo, y sí me enamoré, estaba enfermo por vos. Literalmente a continuación de que se me acabo mi dosis de 'Nachi' quedó libre en mí tu enfermedad, pero de la mala manera. Estoy cansado de guardar tu recuerdo en la clausura como si fuese un pecado capital que jamás debí cometer. La verdad es, con toda sinceridad, que de lo único que me arrepiento es de ser tan orgulloso y estúpido de esperar a ahora para sacar todo el veneno que me dejaste e intentar recuperarme, sirviéndome del mejor antídoto para todo mal... Mis amigos y amigas, que tan dejados estuvieron.